¿Cómo ser una buena anfitriona en casa?

Ser una buena anfitriona no tiene que ver con vajillas caras ni recetas complicadas. Tiene que ver con el arte de hacer que los demás se sientan en casa… sin que se note el esfuerzo.


Cómo preparar tu casa antes de recibir invitados

  • No se improvisa. Se intuye. ¿Sabes esa sensación de que todo está “casualmente perfecto”? Pues eso se prepara.

  • Piensa bien a quién invitas. No todos combinan en la misma mesa. Algunas mezclas son maravillosas… y otras, como el foie con ketchup.

  • Menú con antelación. Nada de freír gambas en tacones a última hora. Mejor platos que puedas tener listos y tú, divina y disponible.

  • La casa, en calma. Una vela encendida, música que no distraiga y un mantel bien puesto (y si es antimanchas, mejor!) Que se sienta el cariño, y no el estrés.

Si quieres inspiración para vestir la mesa sin complicarte, echa un vistazo a esta guía de cómo poner una mesa sencilla (menos es más)


Qué hacer cuando llegan tus invitados

  • Recibe en la puerta. Nada de “pasa que estoy con el horno encendido”. A la puerta, con copa en mano (preferiblemente para ellos, no para ti todavía).

  • Ayuda con los abrigos y regalos. Es un gesto que marca.

  • Ofrece algo rico apenas entren. Una copa de bienvenida, una aceituna con glamour… lo que sea, pero que sientan que pensaste en ellos.

  • Agradece los regalos. Y si traen flores, no las abandones en la encimera. Al jarrón y a escena.


Qué hace una buena anfitriona durante la comida

  • Sirve tú el pan y el vino. Da calidez y evita que alguien lo haga mal (porque lo hacen).

  • Está pendiente, pero sin agobiar. Nadie quiere un camarero con apellido.

  • Cuida la conversación. Que sea ligera, alegre. En casa no se habla de política, dietas ni exmaridos.

  • No hagas un show culinario. Si algo no te salió perfecto, ríete. La mesa no es un plató y tú no estás concursando por una estrella Michelin.


¿Sabes cuánto debe colgar un mantel para que no parezca que te lo prestaron? Aquí te lo explicamos paso a paso: la caída ideal del mantel.


Reglas de oro de una anfitriona de verdad

  • No levantes la mesa en cuanto cae el último tenedor. Espera ese momento dulce en que alguien dice “qué a gusto estamos”.

  • El café es el broche, no la despedida. Y si tienes algo dulce para acompañar, mejor. Aunque sea una tableta de chocolate partida con gracia.


Lo que de verdad importa: actitud, no escenografía

  • No hay que deslumbrar. Hay que acoger.

  • La belleza no solo está en el mantel planchado... Está en el ambiente.

  • La anfitriona desaparece justo cuando debe. Para dejar que la magia ocurra sin parecer que lo has orquestado todo.

“Ser buena anfitriona es como perfumar una habitación: no se ve, pero se nota.”

Y tú, ¿tienes algún otro consejo para recibir en casa? ¡Quiero leerte en comentarios!

Con cariño,
Marga


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